Las rutas jacobeas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1993. Entre ellas, la más popular es El Camino Francés, que partiendo de Roncesvalles atraviesa este territorio burgalés, hasta llegar a Santiago de Compostela. Cada año más de 20.000 peregrinos de todo el mundo recorren esta ruta que ha configurado una fisonomía particular en los pueblos por los que pasa, que se extienden y alargan siguiendo su trazado.

El tramo que comprende los Montes de Oca era considerado en la época medieval uno de los más peligrosos, debido a los robos y saqueos por parte de ladrones y bandidos que habitaban en las cuevas cercanas y acechaban a los peregrinos escondidos en sus frondosos bosques. Hoy en día el peregrino puede encontrar una de las etapas más interesantes, con el Monasterio de San Juan de Ortega y los Yacimientos de Atapuerca como hitos destacados. Los hallazgos encontrados en las simas de Atapuerca han supuesto un salto cualitativo en el conocimiento de la evolución humana. La trinchera del ferrocarril minero supuso un corte vertical en la historia, abriendo un complejo kárstico que acumula en sus cuevas y oquedades, superpuestos, los restos de diferentes grupos de “homo” que habitaron esta tierra.

Un reciente pasado industrial ligado a la búsqueda de carbón y hierro dejaron huella en un espacio surcado por trazados de tren y minas aún en pie, como Mina Esperanza. Al otro lado de esta intensa agenda, existe un paisaje apacible, el Valle de Juarros. Es aconsejable dejarse llevar por sus caminos y recorrer un paisaje marcado por los usos tradicionales, perfectamente integrados y puestos en valor con un respeto reseñable.