El extremo sureste de la Sierra de la Demanda es una tierra de contrastes. Sus condiciones climatológicas y geomorfológicas a lo largo de los siglos han permitido que se conserven fantásticos ejemplares de fósiles. Árboles petrificados en toda su dimensión y huellas en relieve de gigantescos dinosaurios hacen imaginar un exuberante pasado tropical. El viento, el agua, este suelo que se diluye, conforman cuevas, monolitos y pasadizos como el desfiladero de La Yecla (Santo Domingo de Silos), El Castillejo (Monasterio de la Sierra) o Las Calderas, paisajes asombrosos que perduran para demostrar el paso del tiempo y la persistencia de la naturaleza.

Los siglos transcurren cargados de historia sobre esta tierra: los celtas instauran costumbres y formas de vida que perdurarán en la gente en forma de tradiciones como la Pingada del Mayo. Prerromanos y visigodos dejan una huella sobre la que ahonda el condado de Castilla. El medievo y los infantes de Lara pueblan la zona de leyendas y trágicas historias. Tras el paso de las razzias de Almanzor, un monje comienza a fraguar la historia del Monasterio de Santo Domingo de Silos sin imaginar que estaba construyendo uno de los templos más significativo del arte medieval europeo. Otros Monasterios siguen sus pasos, quedando finalmente abandonados entre robledales.

En la actualidad, es una de las comarcas más dinámicas de toda la Sierra, al calor del vital municipio de Salas de los Infantes, que sigue celebrando lo antiguo e inventando el futuro. Acercarse al “Salarte” o pisar el suelo que pisó Clint Eastwood de la mano de Sergio Leone en “El Bueno, el Feo y el Malo”, son algunas de las propuestas destacadas.