La escuela artística y arquitectónica de la Sierra de la Demanda discurre desde el siglo X hasta el XII con un estilo muy particular. Se trata de una interpretación local de las formas románicas que convierten en especial el románico serrano de esta comarca burgalesa, donde la naturaleza y el arte se fusionan hasta complementarse.

Para empezar, las torres de las iglesias tuvieron un origen defensivo en el medievo. Con el paso del tiempo, pasan a ser campanarios. Este elemento constructivo aporta solidez y rompe la horizontalidad de los templos. La escuela silense, sucesora de la escuela de la Sierra, responde a esta construcción.

Estas torres pueden verse en localidades como Vizcaínos, Riocavado, Jaramillo Quemado y Tolbaños, donde los visitantes podrán apreciar su planta cuadrada y los ventanales

Otro ejemplo de esplenor del románico serrano son las galerías porticadas de los templos, que permitían resguardarse de las inclemencias climatológicas en una zona semimontañosa.

El románico serrano es muy sencillo y sigue siendo identificable a pesar de las posteriores restauraciones. El objetivo de estas esculturas era claramente didáctico y los símbolos reflejaban trascendencia de la tierra al Cielo.

La preponderancia del cuarto maestro del claustro bajo del monasterio de Santo Domingo de Silos, en el siglo XII, hace desaparecer la conocida como escuela de la Sierra. Pero antes de despedirnos de ella, enumeramos algunas localidades y los monumentos más destacados de esta etapa en la historia del arte:

Riocavado de la Sierra

En la localidad de Riocavado de la Sierra nace el Arlanzón, uno de los principales ríos de la provincia de Burgos. El templo parroquial, de adoración a Santa Coloma, es vital para el románico serrano por ser el que data la cronología de esta escuela en el año 1114.

En su construcción destacamos la cabecera del templo y su torre, ambas románicas. De la primera llama la atención su disposición y la sucesión de arcos ciegos apuntados. La torre presenta una planta cuadrada con relieves ajedrezados en algunas de sus plantas.

En cuanto a la escuela monumental destacan las diferentes escenas que adornan los capiteles y que te invitamos a descubrir en persona.

Vizcaínos

La iglesia de San Martín de Tours se construyó sobre una fábrica del siglo IX. Esto hizo que necesitase varias intervenciones en siglos posteriores. Su galería porticada es la más sencilla de todas las que existen en la comarca de la Sierra de la Demanda. Tiene además la peculiaridad de estar descentrada respecto de la portada.

Se accede al interior del templo desde su hastial sur, reflejando los gustos más extendidos de la escuela de la Sierra. Su torre, sin embargo, responde a los artistas de Silos. El cuerpo bajo se cubre con bóveda de medio cañón, aportando firmeza a la composición, mientras que en la parte superior se abren dos vanos ajimezados.

La escultura monumental que representa figuras humanas y animales remiten tanto a talleres serranos como a los silenses.

Jaramillo de la Fuente

Con una tipología de tradición silense, se presenta la torre con planta cuadrangular cubierta con bóveda de medio cañón. Le hace compañía la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los ejemplos más característicos de la escuela de la Sierra. Su galería tiene siete arcadas de medio punto sobre columnas pareadas, que vuelve a conectar con el románico silense. Un amplio repertorio iconográfico deleita en los capiteles, representando personas, animales fantásticos y personajes de la realeza.

Estos estilos convivirán a lo largo de todo el recorrido, como el turista podrá comprobar.

Tolbaños de Abajo

Esta pequeña localidad, próxima a Tolbaños de Arriba, presenta la iglesia de San Quirico y Santa Julita, madre e hijo martirizados en época romana. Su tipología en planta es claro ejemplo de su vinculación con la escuela de la Sierra. También su ábside y su torre.

Se diferencian dos fases constructivas apreciando combinación de volúmenes y relieves que siguen los modelos de artistas silenses.

Pineda de la Sierra

Una de las galerías porticadas más relevantes de la zona es la de la iglesia de San Esteban Portomártir. El conjunto concluye con una cornisa ornamentada con canecillos.

La peculiaridad de este templo es que intervino un taller con influencia del segundo nivel del claustro del Monasterio de Silos.

Con un ábside que se conserva casi inalterable, el templo se distribuye en cinco paños y tres ventanas abocinadas. Al este y al oeste se abren sendos arcos.

San Millán de Lara

En este caso, la iglesia parroquial está vinculada a un santo eremita y es de origen monástico. Comienza su construcción en un edificio pequeño de una única nave. Un siglo después, se construye la actual fábrica de tres naves. La portada oeste ve concluidas sus obras en el año 1165.

La construcción de la torre en el muro norte, sobre el antiguo eremitorio, se construye en varias fases, mostrando así los dos estilos que venimos comentando hasta ahora: la escuela de la Sierra y la técnica de la escuela de silos, con artistas de mayor precisión técnica.

Barbadillo de Herreros

Entre la espesura del bosque se localiza la ermita de San Cosme y San Damián. En esta construcción destaca su cabecera, que sigue la tipología románica y se divide en tres paños. Sobre ella coronan sencillos capiteles.

Al sur localizamos un arco de medio punto doble sobre jambas y pequeñas columnas. Su escultura es un vínculo directo con el primer grupo que formó el taller de la Sierra.

Lara de los Infantes

Donde antes había dos antiguos templos románicos, hoy se levanta la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora. Es un buen ejemplo de las alteraciones que sufrió la arquitectura serrana por la mano de artistas de escuelas posteriores. El ábside es el único resto del templo original que se conserva hoy en día.

Destaca su portada occidental, formada por arquivoltas con capiteles propios de la escuela de Silos, posiblemente de un grupo de discípulos de los escultores que trabajaron en el monasterio. En el templo también intervinieron escultores de la escuela de la Sierra, como demuestran las señales que dejaron en varios capiteles.

 

En conclusión

Como has podido comprobar, la Sierra de la Demanda guarda un tesoro artístico y patrimonial espléndido. A él se suman valores naturales, patrimoniales, etnográficos y gastronómicos.

No te faltará de nada.