Los paisajes que en su día fueron habitados por el Homo heidelbergensis, hoy recrean la fauna que existió hace más de 10.000 años.

La idea original combina la recreación del paisaje prehistórico con la reintroducción de especies extintas en el territorio hace miles de años, y que se encuentran en peligro de extinción a nivel mundial (bisonte europeo, caballo przewalski, tarpán o uro).

De esta forma, sin perder de vista el objetivo de la conservación, se fortalece el desarrollo del territorio y el acercamiento de la naturaleza a los viajeros que visitan la zona.

Un divertido safari guiado en jeep o a pie permitirá echar un vistazo a esta tierra hace 10.000 años, acercarnos a los animales del Paleolítico Superior, e incluso aprender algunas de las técnicas de caza y modos de vida de los homos prehistóricos.

Otra interesante actividad para realizar con niños es la visita a MINA ESPERANZA, en Olmos de Atapuerca, un recorrido por el pasado minero de la zona.

Una generosa explotación minera dedicada a la extracción de hematites parda (con 55% de hierro), fue el motor económico del llamado “Páramos de Varones” a mediados del s. XX.

El hierro, que junto con el carbón fue el material más cotizado en la época de la industrialización, a principios del s. XX, se obtenía en esta explotación de 290 hectáreas, en desarrollos de hasta 15m de profundidad. El material era transportado a los altos hornos de Vizcaya para su procesado.

Se pueden realizar visitas guiadas al entramado de galerías hasta el segundo nivel de la mina.

Mina Esperanza es capaz de transmitir la dura vida de los mineros de la época a través de las explicaciones y demostraciones de los guías.

Como colofón, un museo en el subsuelo que ofrece un recorrido sobre los minerales y la historia de la minería a lo largo del tiempo destacando sus aplicaciones en la vida diaria y ofreciendo una interesante visión sobre las implicaciones del desarrollo tecnológico. A los niños les encanta esta visita.