Pineda de la Sierra


El casco urbano de Pineda de la Sierra es uno de los mejor conservados de todo el territorio.

Las casonas son de piedra arenisca roja, algunas son legado de los ricos ganaderos de La Mesta que levantaron en los s. XVII y XVIII construcciones a la altura de su poder político y económico. Desde sus calles empedradas se puede divisar el circo glaciar del Mencilla, y a escasos kilómetros hacia el noreste se alza el San Millán.

El río Barranco Malo vierte sus aguas sobre el Arlanzón en las inmediaciones del núcleo urbano, y un canal de agua atraviesa el pueblo susurrando. Esto, y sus frescas noches de verano son la panacea para los insomnes de las grandes ciudades.

En el pueblo se pueden también alquilar raquetas para dar un paseo por la nieve, en la estación invernal “Valle del Sol.

Otra de las actividades muy recomendables a realizar en Pineda de la Sierra es la visita al AULA DEL RÍO, un equipamiento educativo dirigido a conocer y conservar los ecosistemas fluviales. Los que se acerquen hasta allí (siempre con cita previa) podrán fabricar sus propias moscas o iniciarse en el lance de la caña, además de conocer las principales especies fluviales o los riesgos de estos delicados ecosistemas de la mano de sus motivados y especializados guías.

Al Norte de la Sierra de Neila

En esta zona los bosques son comunales y los vecinos disfrutan de los recursos naturales. Las lagunas glaciares que coronan la Sierra de Neila dan nombre al Valle de Valdelaguna. Grandes casonas albergan en sus dinteles inscripciones de los siglos XVII y XVIII.

Donde empieza la Sierra

La ganadería ovina y la agricultura han contribuido a modelar el paisaje de Arlanzón, marcado por el río y las ondulaciones suaves que indican el inicio de la Sierra de la Demanda. Ribera y dehesa de roble son sus grandes atractivos naturales, acompañados de una amplia oferta de servicios turísticos.

Ganadería, ferrerías y bosques

Los claros abiertos junto al conjunto de casas ponen en relieve el pasado ganadero de Riocavado de la Sierra. Se trata de un pequeño municipio entre montañas. La tranquilidad con mayúsculas se encuentra en el perfil de la Sierra proyectado sobre sus casas y en los recorridos que atraviesan los montes cercanos.

La IGLESIA DE SAN ESTEBAN es un gran ejemplo del románico serrano. Los serranos de la primera mitad del s.XII demuestran su valentía (y maestría) levantando el núcleo de la iglesia actual en lo alto de una empinada ladera: construyen el ábside, presbiterio y dos tramos de la nave, incluyendo la portada. En las ventanas de la cabecera incluyen decoraciones vegetales y también aves, dragones y ángeles enfrentados. Los canecillos son un verdadero bestiario con seres fantásticos. En la portada podemos entretenernos identificando las escenas que se suceden en los capiteles de las diez columnas, cinco a cada lado, que sostienen las arquivoltas.

No hay que olvidar que los edificios eclesiásticos se utilizaban como centros de reunión e incluso de mercadeo, y a finales del s. XII la edificación se les queda pequeña para tantos usos, y se construye la galería porticada, rasgo común del románico serrano. Llama la atención que la entrada a la galería no coincida con la portada principal de la iglesia debido a una ampliación posterior. Sobre el banco corrido se levantan once arcos de medio punto, visiblemente más anchos los del lado derecho, decorados con motivos vegetales principalmente.

Información práctica

Iglesia de San Esteban: Apertura en verano.
Se pueden consultar los horarios en www. archiburgos.es o en el propio Ayuntamiento.
Aula del Río: 608 742 783
ar.pineda@patrimonionatural.org