La vida está llena de placeres: viajar, comer, ver una puesta de sol… disfrutar de la comida mientras viajamos es lo que se ha denominado como turismo gastronómico.
Comer platos elaborados con ingredientes que crecen en la zona es acercarse a la cultura local. El turismo gastronómico se presenta como una experiencia para los sentidos abierta a viajeros de todas las edades.
Burgos es una provincia en la que destaca su oferta cultural y su diversidad geográfica. También la gastronomía es uno de los puntos fuertes en la Sierra de la Demanda burgalesa. Más allá de la conocida morcilla de Burgos, la carne, pesca y productos hortícolas son una fuente de alimentación de gran calidad para la elaboración de nuevos platos.
Este nuevo concepto del turismo y de la gastronomía es una apuesta que combina tradición e innovación. A los platos típicos de la zona es posible darles un nuevo aire con elementos al alcance de la mano.
Se trata de un tipo muy especial de proceder culinario, pues va mucho más allá del simple acto de llenar el estómago. Es una forma de explorar las regiones y de conocer más profundamente los lugares que visitamos.
Turismo gastronómico en la Sierra de la Demanda
La gastronomía se ha convertido en un factor más a tener en cuenta a la hora de escoger el destino de un viaje.
Se trata de una propuesta basada en los interesantes recursos con potencial culinario que es posible encontrar en la Sierra de la Demanda.
Adentrarse en las culturas a través del paladar es una experiencia inolvidable. Por eso cada vez son más los turistas que se dejan convencer por los atractivos de los productos regionales y de las recetas autóctonas.
Esto animó a la Asociación Grupo de Acción Local Sierra de la Demanda (AGALSA) a crear eventos en torno al turismo gastronómico. Los objetivos de la iniciativa son:
- poner en valor los recursos naturales de la zona
- destacar los productos locales
- potenciar la investigación culinaria
- y, por supuesto, sorprender al visitante con una oferta turística diferenciadora.
Así surge “Cocinando en los bosques de la Demanda”. Son talleres de cocina en directo organizados por Agalsa junto al chef burgalés José Ignacio Rojo. Se trata de un evento itinerante que ha recorrido diferentes localidades de la Sierra de la Demanda, potenciando el turismo gastronómico durante dos años consecutivos.
Bajo este mismo título hay un libro editado, en cuya edición ha colaborado AGALSA.
El encuentro entre el cocinero y la población, local o visitante, permite explorar las posibilidades que ofrecen caza, pesca, plantas, setas, semillas, frutos silvestres y cortezas vegetales. Facilitan la elaboración de platos innovadores y deliciosos como la becada con salsa de escaramujos y tierra de tres hierbas. Y permite activar sentidos que parecían dormidos con la liebre con tierra de hongos y salsa de bayas de saúco o el helado de roble.
Pradoluengo, Covarrubias, Salas, Santo Domingo de Silos o Villasur de Herreros fueron algunos de los escenarios protagonistas para potenciar el turismo gastronómico de la comarca y poner en valor todo el territorio.
Gastronomía a través de los recursos naturales de la Sierra de la Demanda
Los recursos naturales de la Sierra de la Demanda, en la provincia de Burgos, son muy variados y especiales.
Las plantas silvestres comestibles, los frutos que crecen en los bosques, la carne de vacuno criada en la Sierra… todos ellos son aliados para enriquecer los menús y dejar en el visitante un buen sabor de boca.
La caza, la pesca, las setas se convierten en motor del desarrollo económico. Las alubias rojas de Ibeas o las cerezas de Covarrubias permiten asociar el lugar con una oferta gastronómica interesante.
Se revaloriza así la zona y se añade a la lista de deseos un motivo más para conocer estos lugares, donde encontrar paz y un buen plato a la mesa.
Recursos naturales como las setas y los frutos silvestres o las cortezas de árboles y plantas han sido investigados a lo largo de un lustro para conseguir elaborar salsas, jaleas, helados o risottos. Los sabores que se consiguen son tan sorprendentes como exquisitos. Entre las sorpresas, el comensal notará matices a roble, pino, trigo, escaramujo…
El entorno natural se ve reforzado, concienciando sobre su cuidado para no agotar los recursos que la madre naturaleza tan amablemente nos facilita.
Otros recursos gastronómicos interesantes
Podemos encontrar otros recursos alimenticios que, si bien no han sido incluidos en la elaboración de estos platos y postres, poseen un alto valor nutricional y grandes cualidades culinarias. Un buen ejemplo de ello, son las cerezas de Covarrubias, unas cerezas con un tamaño menor de lo habitual, de color rojo o amarillo y de sabor particular por su equilibrio entre dulce y ácido.
Las alubias rojas de Ibeas son una variedad local de alubias que se caracterizan por un color morado intenso, forma redondeada y aspecto fino y brillante. Constituyen, además, la base del plato típico burgalés denominado: “Olla Podrida”.
Por último, destaca la carne del Paleolítico, la carne de uro de Atapuerca. Los uros, antecesores de los mamíferos bovinos actuales, poseen una carne sin apenas grasa, ideal para guisos, y con un sabor y textura distinta a la de la vaca actual. La carne de uro como propuesta gastronómica es una iniciativa impulsada por la empresa que gestiona el parque prehistórico ‘Paleolítico Vivo’, ubicado en la localidad de Salgüero de Juarros.
No podemos olvidar la carne de vacuno de la Sierra de la Demanda, una carne natural y de categoría gourmet, desarrollada en el entorno natural de la sierra.
En conclusión, una oferta gastronómica a la que nadie podrá resistirse. En la variedad está el gusto y la diversidad de recursos naturales permiten satisfacer todos los gustos.